Las feministas salieron a marchar el Día de la Mujer y su creatividad no tuvo límites, desde cintas de memoria, brillantina, hasta performance fueron sus formas de protestar.
Las calles fueron un campo de batalla este Día Internacional de la Mujer 2020. Las mujeres de la capital mexicana salieron armadas con pancartas, encapuchadas y con la furia desbordando sus miradas. Ellas exigieron justicia, lloraron, gritaron y hasta se enfrentaron cuerpo a cuerpo con elementos policíacos que representan un Estado impune que ahora las rocía con gas lacrimógeno con mayor frecuencia que con la que resuelve sus casos por violencia de género.
Según organizaciones civiles, más de 150,000 mujeres tomaron y pintaron de morado las calles del centro histórico de la Ciudad de México, una cifra histórica, en el trayecto de la movilización también estuvieron acompañándolas niñas, niños y familiares que corearon consignas para exigir justicia al mal del machismo mexicano.
Según las cifras de la Secretaría de Seguridad Ciudadana fueron 80,000 los asistentes a la marcha. Sin embargo algunas de sus acciones de contención de la protesta provocaron un cuello de botella a la altura de Eje Central y Avenida Juárez, lo que causó que más de 50% de las manifestantes se replegara antes de llegar a la plancha del zócalo.
Desde el mediodía del domingo 8 de marzo se concentraron en el Monumento a la Revolución contingentes que emprendieron una caminata lenta con dirección hacia el zócalo capitalino. Horas antes, desde las 9 de la mañana, un grupo de 100 mujeres escribió 3,600 nombres de víctimas de feminicidio desde el año 2016. Habían acordado con el fotógrafo de paisajes aéreos Santiago Arau, que se haría un cabal registro de esta protesta pacífica.
“Hay que recordarlas, por más doloroso que eso sea, por eso estamos aquí”, dijo Mariana con tono determinante al tiempo que realiza la inscripción.
Las fuentes también fueron intervenidas este fin de semana, como la Diana Cazadora que representa la figura de Artemisa, protectora de las mujeres y de la luna. La Diana, en el Paseo de la Reforma, un símbolo de fortaleza y resistencia, fue cubierta de agua roja, simulando sangre, para recordar el estado de inseguridad y violencia que viven las mujeres en México, lo mismo que otras fuentes cercanas al Palacio de Bellas Artes.
“Exigimos la no discriminación, la no violencia contra las mujeres, exigimos sanción a quienes cometan estos delitos. Es un ‘¡Ya basta!’, pero acompañado de acciones que queremos contundentes, que la sociedad pueda sentir en esta oleada intergeneracional un recordatorio a las autoridades mexicanas y a la sociedad en general que la violencia contra las mujeres no es normal”, dijo María de la Luz Estrada, del Observatorio Nacional de Feminicidios.
Su voz resonó en una camioneta con altavoces, algunas manifestantes se detienen para escuchar las cifras de las que saben que son parte: “Las mujeres hacemos 66% del trabajo del mundo pero sólo percibamos 10% de los ingresos y somos propietarias de sólo 1% de la tierra”.
“No es normal que en México 63% de mujeres de 15 años o más haya experimentado al menos un acto de violencia, ya sea emocional, física sexual, patrimonial; no es normal que una de cada tres mujeres en el mundo haya sido obligada a tener relaciones sexuales o padecido algún tipo de abuso en su vida, tampoco es normal que por cada 100 pesos que gana un hombre las mujeres ganemos 75 por el mismo trabajo. Actualmente, 31% de las mujeres de 15 a 24 años en México se encuentran desempleadas o sin estudiar, en comparación con 9% de hombres en el mismo rango de edad. La brecha de la desigualdad está aquí, por eso estamos aquí”, proclamó la abogada María de la Luz Estrada.
Cintas de la memoria
Brillos, humo morado, flores, altares y performance sucedieron antes de los enfrentamientos. En la marcha a la que acudieron adultos mayores y niños también se vieron acciones que demostraron el ingenio y la dedicación de las mujeres por nombrar a las que ya no están.
Así, 9,000 mujeres víctimas de feminicidio fueron nombradas en listones en una plataforma que acompañó toda la marcha, Aritzi Guzmán explicó que esta práctica es recurrente en otras culturas para mantener viva la memoria de las desaparecidas.
“Las cintas de la memoria que en otras culturas se ponen como un homenaje, lo retomamos para sacar y anotar los nombres de una lista de María Salguero, porque el gobierno no tiene una lista oficial de las desaparecidas, sino que todo esto es a través de ONGs, y nos dimos a la tarea de anotar los nombres de esa lista que comprende 9,000 mujeres desaparecidas”, comentó Guzmán.
El Colectivo Desgarradas montó un cúmulo de muñecas hechas con papel y medias para demostrar que “lo único que ven en nosotras es un objeto desechable, a eso estamos acostumbradas, a que los medios tengan imágenes muy fuertes de nosotras, pero no sólo somos un objeto desechable, somos un grupo de mujeres diversas, apartidistas de distintas profesiones”, dijo Elisa Navarro, integrante de esta agrupación.
Fuente: El Economista