En la Ciudad de México es más fácil ser estafado que poder acceder a una vivienda. De un día para otro el sueño de comprar un departamento se convierte en una pesadilla en la que la moneda de cambio son los ahorros de toda una vida.
Esto, gracias a grupos de estafadores que operan impunemente, principalmente en redes sociales, y que se hacen pasar por intermediarios del Instituto de Vivienda de la Ciudad de México (INVI).
Sus armas son el desconocimiento de las personas de los procesos, trámites y requisitos para solicitar un crédito con el INVI, así como la necesidad que hay de vivienda en la capital del país, pese a que la Declaración Universal de los Derechos Humanos (de 1948) y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966) consideran que es un derecho universal la vivienda digna y adecuada.
También, juegan en contra los altos precios de los inmuebles por el “cártel inmobiliario”, los altos intereses de los créditos hipotecarios bancarios y la falta de prestaciones, como el INFONAVIT, en la mayoría de trabajos, aunque sean formales.
Rodrigo Luna busca independizarse y salir de la casa de sus padres. Al igual que la mayor parte de su generación, la millennial, lo primero que hace antes de llevar a la práctica un plan es googlear por opciones, consejos o experiencias similares.
Tal vez pueda interesarte: No hay acceso a medicamentos, ni a seguro social: ASF
Así fue como se dio cuenta en la página inmuebles24.com que a la larga le era más factible dar el enganche para un “departamento del INVI” que comenzar la odisea de una renta interminable que no le garantizaría ningún patrimonio.
Además, la oportunidad era inigualable, un departamento en pleno corazón de la Roma en la calle de San Luis Potosí, por tan solo 300 mil pesos. Dos recamaras, un baño y sesenta metros de construcción listos para estrenar.
Si se animaba, su nuevo hogar tendría cuarto de servicio, cisterna, gas, seguridad privada, escuelas y centros comerciales cercanos. Lo mejor de todo, no debería de comprobar ingresos, pero algo no le cuadró.
“Los contacté por Inmuebles24 y a su vez me redireccionaron a otras tres personas y ahí fue cuando me comenzó a brincar la cosa (…) Me dieron una lista de requisitos y me dijeron que tenía que pagar por el terreno 139 mil pesos. Me brincó porque se supone que este tipo de viviendas son para un sector desprotegido. Se me hizo tan raro que mejor agendé una visita directa con el INVI”, narra.
Ya en las oficinas del Instituto de Vivienda, ubicadas en la Calle Canela de la colonia Granjas México, alcaldía Iztacalco, Rodrigo confirmó que se salvó de un fraude y que poder acceder a un departamento del INVI era más complicado de lo que imaginaba.
“Un fraude como estos representa muchísimo dinero, los ahorros de toda una vida. Yo como joven tal vez lo pueda volver a juntar, pero en la fila del INVI vi a mucha gente de procedencia indígena, vi, incluso, a una mujer que ni siquiera llevaba tenis, son personas de un estrato socioeconómico muy bajo”, recuerda.
FUENTE: Reporte Índigo