Las autoridades migratorias de México informaron el viernes de la localización en el estado de Veracruz, en el Golfo de México, de 371 migrantes, de los que más de 300 habían sido abandonados en dos autobuses en un desvío de una carretera y el resto fueron detectados mientras viajaban en un camión de carga.
La gran mayoría eran originarios de Guatemala y casi un centenar eran niños.
Los hallazgos tuvieron lugar solo días después de que encontraran a un grupo de 726 extranjeros, fundamentalmente centroamericanos, en una bodega abandonada en el estado central de Tlaxcala, en el centro del país, lo que ofrece un ejemplo del constante tráfico de migrantes que cruzan el país.
Estas acciones del Instituto Nacional de Migración (INM), efectuadas en colaboración con el Ejército y la Guardia Nacional, coinciden también con nuevas reuniones de trabajo de alto nivel entre México y Estados Unidos para buscar soluciones a la cuestión migratoria.
La última de estas citas, como continuación de la celebrada a finales de diciembre en Ciudad de México, tuvo lugar el viernes en Washington y, aunque ninguno de los gobiernos hizo públicos anuncios concretos, tanto desde la administración estadounidense como desde la mexicana se enfatizó en la colaboración que está marcando esta fase de diálogo.
Un récord de cruces irregulares hacia Estados Unidos en diciembre, que llegó algunos días hasta los 10.000 diarios, puso en jaque a las autoridades de ese país y hasta provocó cierres temporales de algunos pasos fronterizos. Después, la cifra descendió bruscamente a los 2.500 los primeros días de enero.
El secretario de Seguridad Nacional estadounidense, Alejandro Mayorkas, admitió la semana pasada que era pronto para saber si la reducción en los cruces se debía a que México había reactivado a principios de año sus operaciones de traslado de migrantes del norte al sur del país y las repatriaciones —paralizadas a fines de 2023 por falta de fondos— o si también tenían como causa la temporada del año.
No obstante, Estados Unidos ha reconocido que México ha intensificado sus acciones para detener el flujo de migrantes hacia su frontera. Una de ellas fue la reactivación de los vuelos de retorno de migrantes venezolanos en situación irregular a su país de origen.