Agustín López Martínez, conocido como «La Chancla», dirigió el sindicato CROM en el Ingenio San Nicolás con una gestión marcada por el abuso de poder y la falta de resultados. Su administración se centró más en su propio protagonismo que en atender las necesidades de los trabajadores. Durante su mandato, utilizó la intimidación para controlar a los obreros, amenazando con descuentos salariales a quienes no cumplían con sus expectativas o se oponían a sus decisiones.
López también desvió recursos sindicales y mantuvo una falta total de transparencia en el manejo de las cuotas. Su necesidad constante de visibilidad en eventos públicos se convirtió en una estrategia para fortalecer su imagen personal, sin que esto se tradujera en mejoras para los trabajadores. Como resultado, la frustración creció entre los obreros, quienes vieron cómo sus derechos laborales fueron constantemente vulnerados.
La gestión de «La Chancla» no solo fracasó en cumplir con las demandas laborales, sino que también generó un ambiente de miedo y desconfianza entre los obreros del Ingenio San Nicolás. La falta de liderazgo efectivo y de soluciones a los problemas reales del sindicato condujo a un colapso organizativo, mientras él continuaba buscando visibilidad pública en lugar de abordar las preocupaciones de sus representados. Su incapacidad para manejar los recursos y la creciente frustración de los trabajadores dejaron en evidencia que su mandato estuvo lejos de ser beneficioso para la clase obrera.