Las autoridades mexicanas elevaron el domingo el nivel de alerta por el volcán Popocatépetl, situado unos 80 kilómetros (50 millas) al sureste de Ciudad de México, debido a una intensificación de sus explosiones. Todavía no se requieren evacuaciones, pero el gobierno ultima los preparativos por si fueran necesarias y pidió respetar un radio de seguridad de 12 kilómetros (7,5 millas).
Laura Velázquez, coordinadora nacional de Protección Civil, anunció en conferencia de prensa que el semáforo volcánico —que es el instrumento para informar a la población— seguía en nivel intermedio, el amarillo, pero subía de fase 2 a fase 3 ante la reciente actividad registrada desde el pasado viernes. Sin embargo, subrayó que “no existe ningún riesgo para la población en este momento”.
En esta etapa de actividad, en el cráter crecen rápido domos de grandes dimensiones que se destruyen en explosiones de intensidad creciente con lanzamiento de fragmentos incandescentes y flujos piroclásticos de mediano alcance.
Velázquez agregó que también pueden esperarse riesgos para la aviación y lluvias de cenizas “notorias” pero recordó que sólo tres explosiones de las 565 que ha habido desde septiembre de 2022 han sido grandes y que la actividad reciente no supera la máxima registrada en lo que va del siglo.
La expulsión de ceniza hizo cerrar durante unas horas el sábado los aeropuertos de la capital. En días previos cerraron una decena de escuelas de poblaciones aledañas.
Las cenizas volcánicas son especialmente peligrosas para la aviación no sólo porque restan visibilidad sino porque pueden actuar como un abrasivo y dañar el fuselaje y las alas. En el aíre pueden generar problemas respiratorios de distinta intensidad. Su dispersión está directamente vinculada con la altura que alcance la columna de humo y con la dirección del viento.
Las autoridades recordaron a los vecinos afectados que no arrojen las cenizas al drenaje porque puede dañar el sistema de alcantarillado y les recomendó que las barran para que la lluvia no las arrastre, las colecten en bolsas y las lleven a donde sus autoridades locales les digan.
Aunque esta fase previa a la roja, la de mayor peligro, no implica evacuaciones, las autoridades indicaron que se preparan refugios en caso de ser necesarios y se revisan las rutas de evacuación de la zona para estar preparados ante cualquier eventualidad.
Además, esperan que las condiciones meteorológicas permitan en breve el sobrevuelo del cráter para obtener mayor información.
El volcán, que no deja de humear desde 1994, es el más vigilado del país desde el Centro Nacional de Prevención de Desastres de México (CENAPRED) porque en su radio de influencia, 100 kilómetros a la redonda, viven 25 millones de personas, hay cientos de escuelas, hospitales, viviendas y cinco aeropuertos de constante tráfico nacional e internacional.