Revelaciones sobre la adquisición de extensas propiedades a precio reducido y conexiones políticas ponen en tela de juicio la integridad de la candidata y su familia.
La candidata Catalina «Caty» Monreal ha sido objeto de intensas críticas en las redes sociales debido a revelaciones que afianza el caso de corrupción del «monrealato«, un término que ha cobrado notoriedad en Zacatecas y más allá por sus connotaciones de corrupción y abuso de poder. Desde el gobierno estatal hasta la alcaldía de Cuauhtémoc, los Monreal han sido señalados de apropiarse de recursos y ejercer control sobre extensas áreas territoriales, como lo demuestran documentos que han salido a la luz en las últimas semanas.
Una investigación exhaustiva reveló que Caty Monreal, a la edad de apenas 15 o 16 años, ya era propietaria de 39 hectáreas de terreno en Zacatecas. Estas tierras, que originalmente fueron expropiadas por su propio padre, Ricardo Monreal, cuando era gobernador, fueron transferidas a la joven Caty, consolidando así su posición de terrateniente.
Sin embargo, las revelaciones no se detienen ahí. Documentos de propiedad han puesto al descubierto que estas transacciones se llevaron a cabo a precios significativamente inferiores a su valor real, lo que sugiere un posible trato de favor o irregularidad en la adquisición de dichos terrenos.
Con apenas 37 años, Caty Monreal es propietaria de grandes extensiones de terreno, gasolineras y un hotel boutique, lo que se sabe hasta ahora, todo por el único mérito que hoy la coloca como candidata a la alcaldía Cuauhtémoc, ser hija de uno de los políticos más influyentes de Morena y cabeza del monrealato, Ricardo Monreal.
Ante las acusaciones de corrupción y nepotismo le siguen los cuestionamientos ante la incapacidad de conducir una alcaldía sin un atisbo de experiencia en el servicio público y total falta de sensibilidad a las demandas y necesidades de los ciudadanos. El cobro de la factura la poseen los mismos ciudadanos el próximo 2 de junio.