En el nuevo paradigma frente las drogas y el narcotráfico, América Latina tiene que alzar la voz y hablar por sí misma, coincidieron los gobiernos de México y Colombia.
El presidente colombiano Gustavo Petro aseveró que la región ha sido víctima, que no victimaria, de la fallida política de guerra contra esos flagelos, que en cinco décadas le ha costado un millón de muertes, en tanto que 10 millones de personas han sido detenidas en Estados Unidos por delitos ligados a éstos, en particular afrodescendientes y latinos.
Frente a ello, señaló que Latinoamérica debe poner límite a los discursos oficiales del poder mundial que han implementado esa estrategia, dictada desde Washington, y que ha causado una “sanguinaria” crisis en sus naciones.
En el marco de la gira de trabajo por Sudamérica del mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador –que incluye Chile a partir de este domingo para la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado contra Salvador Allende–, junto a su par colombiano clausuraron en esta ciudad del Valle del Cauca los trabajos de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas, donde especialistas, científicos, campesinos y representantes de delegaciones de 19 países y observadores de otros días, debatieron alternativas.
“Yo vengo a Colombia ahora, presidente Petro, a decirle lo evidente, que usted puede contar con nosotros, que conocemos su trayectoria como luchador social, que admiramos su honestidad y su patriotismo. Celebramos que Colombia y su pueblo estén viviendo un momento estelar en su historia fecunda”, enfatizó el mexicano.
Los dos líderes sellaron su compromiso para que sus administraciones innoven tácticas institucionales con el fin de enfrentar esta problemática a partir de una visión no militarista, sino de atención a las causas, impulso de políticas sociales, cuidado del medio ambiente y enfoque en el combate a la demanda antes que a la oferta.
“Colombia es donde comienza este problema, que ahora es un problema americano en todo el sentido de la palabra, de las Américas, pero tenemos esa experiencia de 50 años, una experiencia sanguinaria y feroz y se empieza a repetir desde hace algunas décadas en otros países, como México. Por eso quizás el hecho de que sean Colombia y México los citantes de esta reunión, tiene un sentido, un valor en el planeta Tierra, en la humanidad”, señaló el anfitrión.
Por años, los dirigentes latinoamericanos repitieron el discurso oficial de la guerra contra las drogas, sin confrontar a la Casa Blanca, la Unión Europea e incluso a la Organización de Naciones Unidas sin atreverse a contradecir la fallida política.
“La llamada guerra contra las drogas ha fracasado, no sirve. Si la continuamos no vamos sino a sumar otro millón de muertos en América Latina, y vamos a tener más estados fallidos y quizás la muerte de la democracia”, alertó Petro.
Su homólogo mexicano celebró la iniciativa para convocar a esta conferencia y dejó constancia de que su gobierno acompaña y coincide con las conclusiones suscritas en el documento final.
“Pienso que lo fundamental para enfrentar el flagelo de la drogadicción y de la violencia está en atender las causas, con un nuevo criterio, no pensar sólo en medidas coercitivas”, apuntó.
Problema del consumo
Los dos líderes progresistas, los primeros con esa línea en gobernar sus países, coincidieron, con sus matices, en que será a través del amor, del apoyo de la familia y de una renovación de los valores como se puede contrarrestar el problema del consumo, que se da sobre todo en las naciones que han avalado esa política de guerra.
“¿Cuál es el antídoto contra el consumo de drogas? El amor. Mire qué diferente el discurso oficial al que estamos pronunciando a sociedades que se van quedando sin amor, que van rompiendo las comunidades porque hay que competir y entonces ser el hombre y la mujer de éxito. Como le venden a uno eso en la cabeza con los medios de comunicación y la publicidad y el mercado alrededor del éxito de una persona, se van rompiendo las familias. Va apareciendo la soledad. La soledad aparece como el factor de mayor producción de consumo de drogas”, aseguró Petro.
López Obrador lanzó una interrogante: “¿Qué hacen los jóvenes solos? ¿Qué no es importante el amor en la familia, el apapacho? Tenemos que fortalecer eso”.
A la par, dijo que hay que contrarrestar la cultura del consumismo, materialista e individualista.
Llamó a los países de la región a “actuar con humanismo” y no dar la espalda ante la pandemia en que en Estados Unidos se ha convertido el consumo de fentanilo, que deja cada año casi 100 mil jóvenes muertos.
Desde su formación como economista, el líder colombiano destacó que la política hegemónica oficial contra las drogas no apuesta a la disminución de la demanda, sino que se basa en atacar con armas, tanques, naves y miles de efectivos castrenses a la oferta.
Sin embargo, remarcó, el fracaso del socialismo soviético evidenció que el mercado no puede ser eliminado por el Estado, ni por decreto ni usando fusiles, militares o naves.
“¿Cómo es que aquí, en esta política de guerra contra la droga, nos dicen que el Estado puede acabar el mercado? ¿No es una contradicción?”, planteó.
No dejaron pasar la oportunidad de hacer evocaciones mutuas al legado y personajes que une a ambas naciones.
El mexicano recordó al único presidente indígena que ha tenido Colombia: el general progresista José María Dionisio Melo y Ortiz, quien fue derrocado y perseguido por los conservadores de su país, pero encontró refugio y combatió en Chiapas, en las filas del Ejército Liberal.
Así como al laureado escritor Gabriel García Márquez, originario de Colombia y “quien decidió tener como segunda patria a México. A diferencia de otros, que optaron por la indefinición y el coqueteo con la oligarquía y los poderes hegemónicos, el Gabo prefirió ponerse cera en los oídos para no escuchar el canto de las sirenas”, señaló López Obrador.