Mientras las candidatas de MORENA a la presidencia de la república, Claudia Sheinbaum Pardo y a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada Molina, han intentado desmentir públicamente que exista un conflicto entre ellas, colaboradores cercanos a la campaña de la ex jefa delegacional de Iztapalapa afirman lo contrario, pues mencionan que incluso, la estructura política del partido en CDMX se ha resquebrajado desde la imposición de Brugada sobre la preferencia manifestada por la militancia a favor de Omar García Harfuch, en un intento por repetir lo ocurrido con “Juanito” en 2009.
Es bien sabido que en 2009, Clara Brugada, militante del PRD, fue impuesta en tan sólo 15 días por Andrés Manuel López Obrador, aprovechando el triunfo de Rafael Acosta Ángeles “Juanito”, quien resultaría como candidato electo del Partido del Trabajo a la jefatura delegacional de Iztapalapa.
En 2023 la historia se repitió con Omar García Harfuch, quien obtuvo el 33% de votos por la militancia morenista para encabezar la candidatura de su partido a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, sobre el 20% de Clara Brugada y el 12% de Hugo López Gatell.
Sin embargo, a diferencia de 2009, cuando se mostró la aceptación de la militancia izquierdista ante la maniobra política realizada con la participación de Marcelo Ebrard, entonces Jefe de Gobierno, en esta ocasión la figura arribista de Clara Brugada ha dado como resultado el rechazo público disfrazado de camaradería de parte de Claudia Sheinbaum y la desbandada de grupos morenistas en distintas alcaldías gobernadas por ese partido.
Incluso, durante la presentación del equipo de trabajo para su precampaña, Brugada Molina afirmó que, aunque no se presentó al acto protocolario, Omar García Harfuch se sumaría como asesor en estrategias de seguridad de su proyecto, cargo en realidad ocupa en el equipo de campaña de la candidata presidencial.
Hoy, Clara Brugada ha manifestado su interés por dar continuidad a las prácticas de gobierno de Claudia Sheinbaum para la Ciudad de México, pero se olvida de la herencia de conflictos que deja en Iztapalapa, entre ellos la crisis de distribución de agua, los elevados índices de feminicidio, la indiferencia por las consecuencias de la pérdida del servicio de transporte colectivo metro, tras la caída de la línea 12 y el conflicto del cementerio de Culhuacán, éste último por el incumplimiento de mandatos judiciales a favor de los pobladores solicitantes del predio.