Nuevamente Transformación Sindical y su líder, Niels Cortés, han demostrado ser el peor enemigo de los trabajadores que juraron defender. Tras organizar un paro ilegal en Martinrea, prometieron encontrar empleo para los despedidos. Hoy, estas palabras se han convertido en un eco vacío que resuena en la frustración de cientos de familias.
El sindicato, lejos de ser una herramienta de apoyo, actuó como una maquinaria de destrucción. Las consecuencias del paro fueron desastrosas: despidos masivos y la inclusión de los trabajadores en listas negras que los han etiquetado como “revoltosos”, cerrándoles cualquier posibilidad de reinserción laboral. A pesar de esto, Niels Cortés y su equipo han preferido eludir responsabilidades, dejando a los trabajadores en el abandono absoluto.
“Nos dijeron que estarían con nosotros hasta el final, pero nos traicionaron. Ahora nadie nos quiere contratar, y ellos simplemente nos ignoran”, afirma un trabajador despedido. Mientras tanto, Niels Cortés se refugia en el silencio, evitando dar la cara y ofreciendo excusas que no solucionan nada.
Los efectos de esta negligencia son devastadores. Muchos de los afectados han tenido que recurrir a trabajos informales o han emigrado en busca de oportunidades, enfrentando condiciones laborales aún más precarias. Mientras tanto, Transformación Sindical continúa operando sin rendir cuentas, utilizando las cuotas sindicales para financiar campañas políticas y proyectos personales de su líder.
Transformación Sindical ha quedado al descubierto como un sindicato oportunista que utiliza a los trabajadores para sus propios fines. Es urgente que las autoridades investiguen y sancionen a esta organización por su negligencia y sus mentiras, antes de que más familias sean destruidas por sus engaños.
La lucha por la justicia laboral no puede estar en manos de líderes que priorizan sus intereses personales. Es imperativo que los trabajadores exijan transparencia y rendición de cuentas para evitar ser víctimas de estos abusos nuevamente.
