La posible reducción de la jornada laboral en México, aunque se plantea de forma gradual, representará nuevos retos para el sector productivo. Aún no se determina cómo afectaría en la productividad, y podría haber más informalidad, debido a que las empresas aún no se recuperan del impacto del Covid-19, aranceles y del impuesto a remesas.
«Hacemos un llamado a la autoridad para analizar con detenimiento el impacto financiero, organizacional y operativo de esta medida», indicó Héctor Amaya Estrella, presidente del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), durante una conferencia de prensa, a la que asistieron directivos del Instituto de Contadores Públicos de Nuevo León (ICPNL).
El dirigente de los Contadores Públicos señaló que se debe tomar en cuenta que las empresas mexicanas han sido golpeadas por varios impactos económicos, empezando por la pandemia de Covid-19, de la que muchas aún no se recuperan; así como problemas geopolíticos globales, provocados por los aranceles y el impuesto a las remesas.
«No ha habido una reforma fiscal, sólo efectos negativos sin beneficios fiscales para poder sortear este entorno», aseveró Amaya.
¿A quién afectaría más reducir la jornada laboral?
Si bien las micro, pequeñas y medianas empresas podrían enfrentar dificultades para adaptarse, el mayor impacto recaería en las grandes compañías, debido a la escala y complejidad de sus operaciones.
Esta propuesta se suma a otras reformas que modifican también las condiciones de trabajo, algunas ya son una realidad, como los incrementos al salario mínmo, el aumento en los días de vacaciones, la reforma pensionaria, el teletrabajo, entre otros.
«Desde el IMCP reconocemos el valor de las reformas laborales orientadas al bienestar de las y los trabajadores, pero también subrayamos la importancia de considerar el impacto económico real en todos los tamaños de empresa. Como profesión organizada, seguiremos atentos al avance en este tema», enfatizó Amaya Estrella.