Vanessa Lizeth Vargas Flores

Mientras la pandemia por COVID-19 provocaba una crisis económica en el país; empresarios corruptos como el matrimonio Brizuela, vieron una brecha de posibilidades para llenarse más los bolsillos a costa de quienes más lo necesitaban.

Conocido como “El Venezolano”, el empresario Jorge Brizuela y su esposa Vanessa Lizeth Vargas Flores, defraudaron a diversos empresarios de Quintana Roo con la instalación y equipamiento de carpas COVID. Sin pagarles un solo peso por el servicio y la ayuda.

Te puede interesar: Quejas por fraudes cibernéticos aumentaron 38% en el último año.

Claro que este fraude no lo hicieron solos, tuvieron el total respaldo del gobernador de Quintana Roo, Carlos Joaquín González, quien permitió que el matrimonio Brizuela obtuviera contratos por más de 44 millones de pesos para instalar carpas COVID en algunos hospitales del estado. Esto bajo el pretexto de pedir ayuda a empresarios mexicanos con el discurso de ver por la salud y el bienestar del estado. 

En medio de plena crisis, Jorge Brizuela solicitó a Jorge Marzuca, Omar Macías y Víctor Salas, que se sumaran al proyecto de las carpas. Pidió que invirtieran de sus bolsillos, ya que les pagaría en cuanto cobrara las facturas; sin embargo, eso nunca ocurrió. 

Eso no es todo, de acuerdo con Liberal Metropolitano, se encontró que la esposa Vanessa Lizeth Vargas Flores, obtuvo contratos millonarios y cobró facturas por $209, 375, 22.26 pesos. Lo anterior justo cuando decenas de médicos y enfermeras fueron despedidos de SESA Quintana Roo por “no tener suficientes recursos”.

Supuestamente la esposa es identificada por el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León como una actriz teatral. No se descartan otros fraudes cometidos también en esa dependencia del gobierno neolonés.

Te recomendamos leer: Usar oxígeno industrial con fines médicos afectaría pulmones, dice experto de la UNAM.

De acuerdo con los testimonios, los contratos otorgados a Brizuela Guevara y Vargas se realizaron de forma fraudulenta, ya que no estaban en el registro de proveedores del gobierno del estado. Peor aún, no comprobaron solvencia económica para ejecutar las obras pero al exponer estos actos, el gobernador no actuó en contra del matrimonio.

No cabe duda que el matrimonio venezolano sí se apoya en las buenas y en la malas, tanto que vio una brecha de posibilidades en México para robustecer sus bolsillos a costa de mentiras. Aún mejor, con el respaldo total del gobernador y pronto, de nuevos políticos que les permitan seguir con sus negocios. 

Fuente: Quintana Roo 24/7.