El ambiente político en Benito Juárez se ha caldeado a niveles alarmantes tras un preocupante incidente que vincula a Leticia Varela, la candidata de Morena, con un violento ataque contra un grupo de jóvenes simpatizantes del PAN. Según informes, estos jóvenes fueron brutalmente agredidos por simpatizantes de su partido, Morena, en un acto que ha sacudido los cimientos de la democracia en la localidad.
Los hechos ocurrieron en la emblemática colonia Narvarte, donde los jóvenes panistas fueron rodeados, intimidados y finalmente agredidos física y verbalmente. Este incidente no solo ha generado indignación, sino que también ha puesto en tela de juicio la naturaleza del compromiso de Morena con los principios de pluralidad y democracia.
Múltiples personas han elevado la voz en condena de estos actos, subrayando la gravedad de la situación y el peligro que representa para la libertad de expresión y el derecho a la campaña política en espacios públicos. La acusación no solo pinta un panorama sombrío para la campaña de Varela, sino que también pone en evidencia una supuesta desesperación dentro de las filas de Morena ante el avance de la coalición opositora.
Este incidente ha abierto un nuevo frente en la contienda electoral, donde la violencia y la intimidación parecen ser las nuevas armas en el arsenal político. La pregunta que ahora resuena en las calles de Benito Juárez es: ¿Cuál será el costo de esta violencia para la democracia local y qué medidas se tomarán para asegurar que la política sea un espacio de debate y no de confrontación física?