Los trabajadores de la planta de Hermosillo, Sonora de Holcim, empresa cementera, temen ante la posible llegada de Napoleón Gómez Urrutia, y del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana.
Y no podemos culparlos, pues los antecedentes de este supuesto líder dejan mucho que desear, comenzando por las diversas extorsiones que realizó a distintas mineras, robando millones de dólares de un fideicomiso que beneficiaba a los agremiados y sus familias, cabe mencionar que estas no son solo ‘falsas acusaciones’ como él dice, de hecho, en 2018 la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) le exigió devolver más de 50 millones de dólares a los afectados.
Tampoco podemos olvidar que Gómez Urrutia llegó a tener más de seis órdenes de captura por delitos de administración fraudulenta, y lejos de dar la cara, enfrentando a la justicia, decidió huir del país a Canadá, dónde se exilió por 12 años.
Otro escándalo que sigue persiguiendo al Senador de Morena, es la explosión de la mina de Pasta de Conchos en 2006, en Coahuila, dónde murieron 65 mineros, sus cuerpos quedaron atrapados y no han sido recuperados; en ese entonces, sus familias pidieron apoyo a Urrutia para poder recuperarlos, sin embargo, no han recibido ningún tipo de ayuda, incluso aseguran que ni siquiera mejoraron las condiciones de seguridad para los trabajadores.
Las viudas de estos hombres no sienten más que indignación, ya que cínicamente, el líder sindical usó este caso como bandera política, argumentando que él ha buscado la manera de indemnizar a las familias de las víctimas, lo que es una gran mentira.
Ante todo esto, es normal que en Holcim los colaboradores estén temerosos por la amenaza que los asecha: Napoleón Gómez Urrutia.