Las autoridades mexicanas redujeron el martes el nivel de alerta por el volcán Popocatépetl por un “ligero decremento” de la expulsión de cenizas y fragmentos incandescentes, después de que sus erupciones llamaran la atención durante más de dos semanas de quienes viven a su sombra y de personas de todo el mundo.
Los científicos dijeron que habían observado “un ligero decremento en algunos de los parámetros, actividad que se manifiesta con algunas emisiones de bajo contenido de ceniza y la expulsión de fragmentos incandescentes en menor volumen”, así como la disminución de la frecuencia e intensidad de las exhalaciones.
La coordinadora Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez, dijo el martes en un comunicado que por recomendación del Comité Científico Asesor para el volcán se tomó la decisión de rebajar el nivel de alerta a amarillo fase dos.
La montaña de 5.425 metros de altura sobre el nivel del mar, situada a unos 70 kilómetros (45 millas) al sureste de Ciudad de México y conocida cariñosamente como “El Popo”, llevaba días esparciendo cenizas sobre las poblaciones situadas a sotavento y obligando a las autoridades a desempolvar sus planes de evacuación.
Unos 25 millones de personas viven en un radio de 100 km de su cráter, pero finalmente no se ordenaron evacuaciones y los expertos afirmaron que las emisiones derivadas del aumento de la actividad hacían menos probable una erupción catastrófica.
El 21 de mayo, Protección Civil elevó el nivel de alerta, que similar a los colores de un semáforo, colocaba la situación en amarillo fase tres.