
Ciudad de México. – Manuel Correa Dip, abogado con casi 20 años de experiencia en el Poder Judicial y actual candidato a Magistrado de Circuito en materia penal en la Ciudad de México, ha hecho de la justicia con perspectiva de género una bandera clave en su carrera. Su visión jurídica y humanista ha quedado reflejada en casos como el de Ana —nombre ficticio para proteger su identidad—, una mujer privada de la libertad en Santa Martha Acatitla cuyo proceso judicial evidenció una de las fallas más profundas del sistema penal mexicano: la indiferencia institucional ante la realidad de las mujeres en situación de vulnerabilidad.
Ana presentó por su cuenta una demanda de amparo tras meses sin avances en su proceso legal. Sin embargo, un error administrativo —la falta del original del documento— provocó que el juez desechara su solicitud. “Una firma faltante pesó más que su libertad”, relató Correa Dip. El expediente llegó hasta el Tribunal Colegiado, donde él fue el encargado de proyectar la resolución.
A diferencia de un enfoque meramente técnico, Correa Dip analizó el caso con perspectiva de género, valorando no solo los documentos, sino la historia detrás de la persona. Propuso admitir la demanda y el tribunal coincidió. “Ese fallo no fue solo una corrección procesal. Fue un acto de justicia. El acceso a la justicia no puede depender de tecnicismos, y menos cuando se trata de mujeres vulnerables”, sostuvo.
Este caso ejemplifica lo que Correa Dip ha defendido durante toda su trayectoria: una justicia penal con rostro humano, empática, y que garantice el acceso real a los derechos de las personas, especialmente de las mujeres privadas de la libertad, víctimas de violencia o con acceso limitado a recursos legales.
Manuel Antonio Correa Dip ha reiterado que su compromiso será colocar la dignidad humana en el centro de cada resolución. “Creo en un sistema que actúe con responsabilidad social, que no revictimice, y que transforme vidas desde el respeto a los derechos humanos y la perspectiva de género”, aseguró.
Correa Dip destaca como una opción sólida y comprometida en este proceso de renovación del Poder Judicial. Su experiencia, sensibilidad y visión transformadora apuntan hacia un sistema más justo, accesible y equitativo, en el que casos como el de Ana dejen de ser la excepción y se conviertan en la regla.