Su candidatura a magistrado penal del Primer Circuito en la CDMX representa la propuesta de una justicia accesible, ética y cercana a las personas
La transformación del Poder Judicial ha dejado de ser un debate técnico para convertirse en una exigencia social. En este contexto, la elección de magistrados federales —impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y respaldada por la presidenta Claudia Sheinbaum— abre paso a nuevos perfiles comprometidos con una justicia más humana y menos burocrática. Uno de ellos es Manuel Correa Dip, quien busca convertirse en magistrado en materia penal del Primer Circuito de la Ciudad de México.
Con casi dos décadas de experiencia en el Poder Judicial y alejado de redes de nepotismo, Correa Dip ha construido una carrera marcada por el compromiso con los más vulnerables. Su trayectoria combina experiencia, preparación académica y una profunda sensibilidad social. Su visión: que el sistema judicial deje de estar centrado en tecnicismos y se enfoque, en cambio, en resolver los problemas reales de las personas.
Uno de los casos que marcó su carrera fue el de una mujer que permanecía privada de su libertad por un error administrativo. Su demanda de amparo fue desechada, pero Correa logró revertir la decisión, demostrando que una firma no puede valer más que una vida. “La justicia no puede depender de formalismos”, asegura. “Los derechos humanos deben estar por encima de cualquier trámite”.
Con dos maestrías y múltiples diplomados, Correa Dip también ha apostado por la formación continua como base del servicio público. Rechazó oportunidades en el sector privado para continuar defendiendo a víctimas y promover una justicia con perspectiva social. Su propuesta incluye resoluciones redactadas en lenguaje claro, procesos más comprensibles y un enfoque centrado en la víctima.
Manuel Antonio Correa Dip sostiene que muchas personas, en especial mujeres, comunidades indígenas y personas adultas mayores, ven al sistema judicial como algo lejano. “No basta con aplicar la ley —dice—. Hay que escuchar a quienes más lo necesitan y resolver de fondo sus problemas. Eso también es hacer justicia”.
Su candidatura no solo cumple con el perfil técnico, sino que encarna el espíritu de la Reforma Judicial: abrir camino a juzgadores éticos, preparados y cercanos a la ciudadanía. “Ya tenemos el rumbo, ahora toca conducir el barco con decisión y esperanza”, afirma.
Para muchos, Manuel Correa Dip representa ese nuevo rostro del Poder Judicial que la ciudadanía espera: uno con experiencia, pero también con empatía. Uno que comprenda que la justicia no es un privilegio, sino un derecho.