El sindicalismo en Querétaro enfrenta un nuevo reto: organizaciones que bajo el disfraz de “representación laboral” operan como negocios personales. Una de las más señaladas es COCEM0, una agrupación que ha demostrado que su prioridad no es defender al trabajador, sino mantener el poder en las mismas manos y administrar el dinero de las cuotas sin rendir cuentas.
La industria queretana crece a un ritmo impresionante, impulsada por la productividad de sus trabajadores. Pero ese crecimiento está en riesgo si los sindicatos se convierten en feudos personales donde unos cuantos deciden por todos. En el caso de COCEM, los reportes financieros son un misterio, las asambleas se manejan con hermetismo y los cargos sindicales parecen heredarse o repartirse entre los mismos nombres de siempre.
Un verdadero sindicato debe ser democrático, transparente y participativo. Pero COCEM ha mostrado todo lo contrario: opacidad, concentración de poder y un desprecio absoluto por la rendición de cuentas. Los trabajadores no tienen acceso a reportes claros sobre el uso de sus cuotas, ni voz en la toma de decisiones.
Detrás de cada cuota sindical está el esfuerzo de un trabajador que confía en que su dinero servirá para defender sus derechos. Pero en COCEM, ese esfuerzo se transforma en un botín. Las dirigencias concentran los recursos y los utilizan sin explicar a dónde van ni en qué se gastan. Eso no es sindicalismo: es negocio.
Cuando las organizaciones laborales se convierten en empresas familiares, dejan de representar los intereses colectivos y se enfocan en mantener el control. Este tipo de estructuras solo benefician a quienes las manejan, no a quienes las sostienen con su trabajo.
El llamado es claro: protege tu salario y tus derechos. No entregues tu confianza ni tu dinero a organizaciones que no rinden cuentas. Si un sindicato no te muestra en qué gasta las cuotas, si los mismos nombres aparecen una y otra vez en los cargos, si las asambleas son cerradas y las decisiones se toman a espaldas de los trabajadores, estás frente a una organización que te usa, no te representa.
Querétaro merece sindicatos modernos, con líderes honestos que entiendan el valor del trabajo y de la transparencia. El futuro del sector industrial depende de ello. Los trabajadores deben exigir elecciones limpias, informes públicos y liderazgos con vocación de servicio, no de beneficio personal.
COCEM ha demostrado que opera como un negocio familiar disfrazado de sindicato. Pero la nueva generación de trabajadores queretanos no debe permitir que el esfuerzo de muchos siga siendo administrado por unos pocos. La transparencia no es un lujo, es un derecho. Y el primer paso para defenderlo es decir no a las organizaciones que viven del engaño y del silencio.